Escucha, Siente, Transfórmate.

Sabes que hay un algo más que deseas experimentar, pero te persigue la idea de que quizás el tiempo ya pasó de largo. Tal vez mi punto de vista pueda resonar contigo, darte ese impulso necesario, y encender en ti la chispa de intentarlo también y si no por lo menos lo intente, peor no hacer nada no?, de todos modos, siempre tienes la opción de no actuar, pero toma esa decisión una vez hayas terminado de leer. Si no te sientes identificada en este momento, está bien, quizás en otra ocasión algo más te resonará. Pero recuerda, ese eco resonará en algún momento, tarde o temprano.

¿Por qué decidí crear mi blog a los 35 años sin haber seguido una carrera universitaria que me otorgara ese conocimiento formal para sentirme profesional en algo? La respuesta es sencilla, aunque ahora lo vea así después de terapia, libros de autoayuda y crecimiento personal. Comprendí que esta es mi vida y, sin importar lo que opinen los demás, si alcanzo el éxito en este camino y a mi edad, es porque opté por trabajar en lo que me apasiona y dejar de dar voz a quienes, a pesar de amarme, dudan de mí.

Desde siempre, he tenido la intuición de que mi vida cobraría un significado importante, que sería alguien relevante y que realizaría acciones trascendentes. Eso se ha cumplido, aun cuando no hablemos de miles de seguidores en mis redes sociales, sino de tres personas. Sí, solo tres. Podrían ser cuatro o cinco, pero hoy quiero referirme a esas tres que esperan verme cada día, mis dos hijos y mi esposo. Ellos me esperan a mí, no a alguien mejor, más importante, más alta, más tranquila, sino a mí, tal como soy.

En este mundo saturado de reconocimiento externo, a menudo olvidamos, nosotros, que conformamos una hermosa familia, que este logro es algo que muchos aún no han alcanzado. Pero, como ocurre con todo lo que tenemos ya logrado, a veces es complicado valorarlo. A mis 35 años, tengo un esposo que me respalda emocional y financieramente, y dos hijos que representan mi mayor triunfo. Lo aprecio, lo agradezco y vivo para atestiguar su crecimiento día a día. ¿Ya no es un éxito en mi vida personal?

No obstante, en esta ocasión quiero hablar de otro punto en el que me encuentro, porque no somos una sola persona, somos muchas a la vez. Es esa parte de mí que sabe que nací para más, para ayudar a más personas, para ser apoyo y para infundir la creencia en que uno puede cambiar, sin importar la edad. Debemos tomar conciencia de que esta es nuestra única vida y, por mucho que creamos en lo divino y tengamos fe inquebrantable, sabemos que debemos vivir aquí y ahora.

Aunque no tengas una formación académica, ni un título universitario (y no me refiero a prestigiosas universidades, sino a cualquier institución del mundo), incluso si eres madre soltera, si hay algo que sabes que debes hacer y aún no te has atrevido, ¿qué esperas? Busca ayuda, indaga sobre personas que lograron el éxito sin tener esos elementos. Y no hablo solo de figuras como Oprah o Henry Ford. Explora en tu campo de interés y descubrirás triunfadores que comenzaron desde cero. Te sorprenderá saber que no son personas especiales, son seres humanos como tú y yo, hechos de carne y hueso. Hoy los conocemos como exitosos, pero también enfrentaron desafíos.

¿Te preguntas por qué ellas y no tú? ¿Por qué ellas y no yo? ¿Acaso se lo merecen más que yo? ¿Tienen más de 24 horas en el día? ¿Qué las hace diferentes? Te asombraría saber que no hay nada que esté fuera de tu alcance si sientes un llamado interno que te dice que debes moverte en esa dirección. Si sientes esa inquietud, sal y transforma el mundo, reinvéntate junto con el mundo para lograr lo que anhelas y aún no te has atrevido a hacer.

Aunque te mueras de miedo, aunque te tiemblen las piernas (recuerdo lo que compartió Daniel Habif en su podcast), SUEÑA. Si puedes soñarlo, puedes materializarlo. Incluso cuando quieras que la tierra te trague, haz lo que debes hacer. Si no sabes cómo, toma el ejemplo de Tony, investiga la vida de quienes ya lograron lo que tú deseas y adapta sus experiencias a tu esencia. El éxito deja rastros, siempre lo hace. Las personas desean compartir sus logros, confío plenamente en que aquellos que han tenido éxito no desean ocultar el «secreto». No buscan acaparar el éxito mientras los demás se esfuerzan por alcanzarlo. Las personas exitosas comparten sus historias para allanar el camino a otros, para ahorrarles el tiempo que ellos mismos invirtieron en llegar a donde están.

¿Por qué lo hacen? Porque creen en las personas. Todos los que admiro, creen en las personas. Y esto no es tan complicado de entender, cuando lo haces realmente comprendes que hay más personas buenas que malas en este mundo. Pero por alguna razón, muchos hemos crecido o nos han hecho crecer con la idea errónea de que el éxito solo es posible para quienes nacen en cuna de oro, o quienes han realizado actos oscuros o han engañado a otros para llegar a esa cima. Sin embargo, esa es una falsedad, hay ricos malos, pero también hay pobres malos.

Cuando hablo de abundancia, no me refiero solo al dinero, sino a la salud, el amor, la amistad, la lealtad. Por eso te digo que no necesitas inventar algo nuevo. Lo que importa es que lo hagas a tu manera, presentes al mundo tu autenticidad, hagas ruido, emprendas acciones e intentes una y otra vez hasta encontrar el camino, tú ya tienes en vos eso que te hace único. Toma medidas, traza un plan que puedas ir ajustando. No necesitas que sea perfecto desde el principio, solo establece un punto de partida, visualiza tu meta y ve ajustando a medida que avanzas. No te rindas, como mencioné al principio, quienes lograron cosas partieron desde la nada, pero estas acciones las realizó alguien con la misma cantidad de horas que tú y hecho de carne y hueso. Entonces, ¿qué estás esperando? ¿Estás preparada o aún necesitas seguir buscando para reencontrar ese valor que ya tienes, pero que todavía estás evitando confrontar?