Una manera sencilla de pensar que puede hacerte la diferencia.
Independientemente de la edad que tengas cuando leas esto, el conjunto de decisiones que fuiste tomando a lo largo de tu vida te sitúan ahí, en el lugar donde te encuentras hoy, con tus finanzas, con tu cuerpo, con tus amistades, con tu pareja o sin ella. Solo es cuestión de sentarte a pensar y recordar, aunque seguramente sea imposible, situarnos en el mismo instante en el que hicimos esa acción que nos determinó un momento. ¿Y por qué es imposible? Porque también tenemos que entender que no es una única decisión la que llevamos a cabo para estar en el momento presente. Son varias decisiones, porque el fracaso o el éxito no ocurren en un momento específico. No es «hice esto y luego inmediatamente pasó aquello», no, no es así. Ponte a pensar en cuánto de lo bueno que tienes en tu vida y también lo malo, fueron pequeñas decisiones que fuiste tomando, siguiendo tu esencia en ese momento.
¿Y por qué hablo de la esencia? Porque para mí, todos tenemos la nuestra. Si bien también tenemos la decisión de cambiar los aspectos de nuestras vidas y reinventarnos, todos llevamos algo que nos hace decidir de cierta manera, tomar decisiones que nos llevarán, según lo que elijamos, de un lugar a otro.
Ahora, te hago una pregunta: ¿llegarás al mismo lugar si, por ejemplo, en la situación donde tu pareja tiene un mal día, haces lo siguiente? Opción 1: Lo esperas en casa con algo DISTINTO que sabes que le gusta y que le haría olvidar el mal día que tuvo. Opción 2: Actúas como si nada y no te detienes a pensar en eso.
Las cosas que hacemos todos los días marcarán una gran diferencia, no con un solo acto, sino con repeticiones donde elegimos cuidar, amar y proteger a la otra persona. Doy este ejemplo porque es el que más me preocupo por cuidar, pero puedes aplicarlo a situaciones con tus padres, compañeros de trabajo, amigas, con quien quieras.
Siempre nuestras decisiones nos acercan o nos alejan cada día de algo, para bien o para mal. Depende de nosotras hacer que las cosas sucedan, y no ocurren de la noche a la mañana.